martes, 11 de diciembre de 2007

Dualidad


Fue una noche como cualquier otra. Apenas había posado sus pies en el interior del sombrío departamento. El vaho acumulado de todo un día de verano hacía que el ambiente fuese absolutamente irrespirable.
La morada de un hombre sin hogar, pensó para sí mismo, al contemplar lo espartano de la decoración. No necesitaba demasiado, en realidad, él hacía su vida afuera. Ésto era sólo un lugar para dormir, seguramente más barato que un hotel.
Rápidamente se quitó el traje, pegado en su cuerpo, con los rastros de sudor aún empapando su camisa. Necesitaba un baño, sentirse libre y fresco, aunque en su interior fuese un inconmensurable mar de magma. Una simple grieta sería suficiente para hacerlo estallar.
El contestador repitió su consabido coro: llamadas intrascendentes, cosas del trabajo.
Entonces, el segundo que cambiaría su vida en absoluto.
Una figura, fugaz, esquiva, colándose de soslayo por entre las sombras, para por fin detenerse en un rincón. No emitió sonido, se quedó allí, estática, mirándolo fijamente.
Sólo pudo mirarla por el rabillo del ojo, paralizado por el horror. No se consideraba una persona impresionable, pero siempre hay excepciones.
Una sombra, sólo dos ojos ojos, enormes, penetrantes, observándolo fijamente, sin proferir sonido alguno. Sintió que se clavaban en los suyos, dos dagas perforándolo. Preso del pavor, aunque intentase, las palabras no salían de sus labios. Fue la bestia la que por fin rompió el silencio.
-Soy la respuesta a todas las plegarias, vengo del lugar donde todas las metas son alcanzadas. donde todos los anhelos son satisfechos, todos los interrogantes están resueltos, y hacia allí vas...
La bestia, en un solo movimiento repentino se abalanzó sobre él, inmovilizándolo, ahogando los alaridos con sus garras. -Ahora tu viaje debe comenzar.
Y de repente estaba ahí, sobrevolando el mundo, pero no el que conocía. Un mundo de paz, un mundo perfecto; el horrible ser estaba a su lado. No lucía tan atemorizante. ¿Cuál es tu nombre? apenas pudo balbucear. -Mi nombre no interesa, tengo tantos como pueblos me han nombrado, estoy en todas partes sin que nadie se atreva a decirlo. Lo que importa es que conozcas lo que vengo a obsequiarte...
Vio su propia vida, lo actual y lo futuro, se vio obtener cada uno de sus logros más deseados, uno a uno se fueron cumpliendo todos sus sueños, mientras la horripilante bestia zalamera gritaba estrepitosamente su júbilo fingido. Le aseguró que todo cuanto desease estaría a su alcance, tan sólo de pensarlo y ya estaría concedido. -Ya no volverás a preocuparte por nada, en esta tierra maravillosa todo es tuyo, dijo, al momento que le arrojaba encima todas las riquezas que podía sostener.
-Sólo una condición debes cumplir, sólo una y de tan pequeña no sabrás que lo has hecho, susurraba al tiempo que le envolvía con sus garras - Lo terrenal de esta vida, su agridulce sabor te será ajeno desde ahora. Si deseas el premio, debes renunciar a tu condición humana, debes negar tu naturaleza, tu impulso vital, la esencia de tu ser. Será el renunciamiento la llave que abra todas las puertas. Será tu negación lo que te hará inmortal. Y el precio es bajo, un vida de condicionamientos por una eternidad de placer...
-Te visitaré mañana en la noche, me comunicarás tu decisión, aunque te conozco lo suficiente para ya saberla de antemano. No debes pensar demasiado, nadie ni nada podrá darte más que esto que pongo a tu disposición...
Despertó en su espartano departamento, oscuro y caluroso, creyó haber tenido un mal sueño y nada más. pero pudo observar que los ojos de la criatura estaban allí. Donde mirase, esa bestia maligna estaba. -Debo decidir, repitió para sus adentros, no hay demasiado que pensar. Un mundo donde todo es posible con sólo desearlo, un mundo donde nada me es negado, mis anhelos aún los más retorcidos. No hay demasiado que pensar.
La noche llegó, y tras ellas varias más; cuando el olor nauseabundo del cuerpo que se descomponía alertó a los vecinos decidieron abrir la puerta. Junto al cuerpo del hombre que yacía sin vida, sosteniendo un arma en su mano, se encontraba una nota. Sin demasiadas palabras, sin destinatario específico.
De nada quiero una vida, si esa no es vida, de nada quiero un paraíso donde todo sea posible, donde nada me cueste, donde nada disfrute. De nada serviría desear el amor, porque no lo habría conquistado. No quiero ese paraíso, eso sólo puede ser el infierno.
La bestia se vale de cualquier método para lograr su objetivo. Aunque esa bestia seamos nosotros mismos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta la negación de él a todo lo que le ofrecen. Yo tampoco lo hubiera deseado; pero la bestio le quito la vida de igual manera...

Unbeso.

EL DESPOTRICADOR dijo...

Sakkarah:
No se me ocurre una idea más infernal que la de una vida condicionada por la promesa de una eternidad paradisíaca.
La bestia anida en nosotros, destruyendo hasta el menor atisbo de la esencia del ser humano. Nos condiciona, menoscaba la fuerza interior intrínseca al hombre como especie. Puede tomar la forma de dogmas de tiempos inmemoriales, de tiempos en que tal vez fueron necesarios, pero si dejamos que sea el rector de nuestras acciones, a la victoria la tiene asegurada.
La bestia no necesariamente tiene cola y afiladas garras. Depende de nosotros, de nuestra capacidad para ser mejores, no ser presa de sus embustes.
Te mando un enorme abrazo, hasta la próxima.

Adelina dijo...

Gracias, tienes razón...

No me gustan los dogmas, ni las normas...

Me encanta leerte.

Un beso.

todas las cosas que vienen me recuerdan a ti dijo...

Las promesas que condicionan la vida, realmente hacen surgir nuestra la bestia oculta.
"De nada quiero una vida, si esa no es vida, de nada quiero un paraíso donde todo sea posible, donde nada me cueste, donde nada disfrute. De nada serviría desear el amor, porque no lo habría conquistado. No quiero ese paraíso, eso sólo puede ser el infierno." me gusto mucho este fracmento.

Un abrazo

EL DESPOTRICADOR dijo...

Remus:
Siempre es un placer leer tus comentarios. Hace tiempo que no publicás un post en "La fugacidad de lo eterno". El último que publicaste fue excelente ¿Qué pasó?
Espero leer un post tuyo pronto.
Es verdad, no son de fiar las promesas tan grandes, porque siempre implican un renunciamieno demasiado grande.
Es un gusto saber que siempre estás. Un abrazo, hasta la próxima.

Juan dijo...

Ojalá muchas vees pudiéramos darnos cuenta de qué tan atrapados por la bestia estamos en muchas ocasiones en las uqe no disfrutamos el proceso por pensar sólo en el objetivo final, cualquiera que sea.
Un saludo

EL DESPOTRICADOR dijo...

Ciertamente vivimos épocas de bestias encubiertas, Jota. Pero en tanto y cuanto sigamos negando nuestra naturaleza creadora, seguiremos siendo presa facil de todo tipo de embustes.
La única bestia a derrotar es la que crea las limitaciones que nos autoimponemos.
Un enorme abrazo, hasta la próxima.

Anónimo dijo...

La careta la llevamos nosotros encima a diario y nadie nos la quita, ni los la quitamos. Los que lo hacen, son objeto de caracajadas injustas que repelen la naturalidad. Somos actores de una vida prefijada en cuanto que sociedad.

Me ha gustado mucho tu escrito.

Saludos desde el Mediterráneo.
Óscar
(http://elblogdeoscardelgado.blogspot.com)

EL DESPOTRICADOR dijo...

Óscar:
Agradezco la visita y el comentario.
Es verdad, sólo unos pocos tienen el coraje de enfrentar la vida sin los tapujos que impone la hipocresía institucionalzada en la que vivimos.
Y por supuesto, aquellos que den el paso, sólo recibirán la desaprobación, la incomprensión y el rechazo de quienes únicamente así pueden defender su cobardía.
Espero que vuelvas seguido, y por supuesto, siempre son bienvenidos tus comentarios.
Un abrazo, hasta la próxima.