miércoles, 17 de octubre de 2007

La sonrisa de Torquemada


Tomás de Torquemada, su vida y su obra, detrás de las nebulosas de la historia más negra de la humanidad, renace con la fuerza de los fanáticos que hacen inmortal su legado.



Este personaje, más vilipendiado por sus detractores que muchos otros más brutales, se ha convertido en un ícono del Santo Oficio, en su accionar despiadado de tortura y muerte a quienes no compartían su pensamiento.



La figura del Gran Inquisidor renace de las cenizas y se hace fuerte en el sentir y actuar de numerosos grupos de intolerantes que intentan imponernos su fe a fuerza de prepotencia y garrote.



A mediados de año, un grupo, liderado por un sacerdote irrumpieron en la presentación del libro de Alfonso Barbieri, con ilustraciones que consideraron insultantes y profanas. Enarbolando sus creencias relgiosas, utilizándolas como excusa para su accionar barbárico, destruyeron todo el material expuesto, como así también, todo aquello que se interpusiera en el camino. Resultó un lamentable espectáculo observar la impunidad con la que se movieron, quemando, destrozando, tal vez sin saberlo, nó sólo las obras de Barbieri, sino también, los principios fundamentales de las creencias que dicen defender.


No se trata de discernir el carácter artístico de las ilustraciones de Barbieri, este elemento queda absolutamente subyugado a cuestiones puramente subjetivas. Pueden gustar o no, pero bajo ningún punto de vista podemos tomar el poder de censores y establecer qué se puede o no exhibir. No sólo se ha barrido con derechos de carácter constitucional, sino que además, se ha dado un peligroso paso en retroceso a las más oscuras épocas de la historia de los derechos civiles en la Argentina.


Rostros desencajados, actitudes totalmente vandálicas se vieron esa triste noche de junio de 2007 en el Centro Cultural España Córdoba, las mismas, que al amparo de la oscuridad incendiarion en la madrugada del 16 de octubre pasado la puerta de la casa de Barbieri. A raíz de este acto vil y cobarde, el grueso del pueblo nos enteramos de la muestra, próxima a inaugurarse, de artistas locales, entre los que se encuentra Barbieri, bajo el nombre de "Jornadas por la Libertad de Expresión" a desarrollarse en el Pabellón Argentina de la Universidad Nacional de Córdoba.


Más allá de que no haya prosperado la acción de amparo solicitada por un grupo de "ciudadanos católicos" (sic) orientada a impedir la muestra, resulta dolorosamente cierto que la intolerancia, el desprecio por la diversidad, y la inmadurez de nuestra sociedad son una realidad innegable.


En tanto, se desplegará un vasto operativo de seguridad, tendiente a resguardar la integridad de la muestra y de sus asistentes, mientras numerosos afiches prevendrán al visitante de la posiblidad de que lo expuesto pueda dañar su sensibilidad o creencias religiosas.


Desde las sombras de nuestros temores, Torquemada esboza una sonrisa...

4 comentarios:

todas las cosas que vienen me recuerdan a ti dijo...

Violencia por violentos en nombre de Dios, los Torquemada siguen existiendo, en un país enfermo en lo social y culturalmente, para una país que se encuentra en caída libre, estos “señores” no hacen otra cosas acrecentar el caos.
Un placer leerte, de verdad.

EL DESPOTRICADOR dijo...

A veces resulta casi surrealista mensurar el nivel de caos social en el que estamos inmersos. Casualmente, momentos después de postear esta última entrada, mirando el noticiero, pude ver cómo este grupo bloqueaba el ingreso a la muestra, mientras que los artistas debían estar protegidos por la policía y el público impedido de ingresar.
Me resultó increíble el gesto desencajado del sacerdote Espina, formando un cordón para impedir el paso del público, abrazándose a un reconocido barrabrava del C. A. Belgrano, responsable de los destrozos del Centro Cultural en junio de 2007.
¿Mercenario? ¿Un fanático más? La duda quedará flotando en el aire, lo cierto es que resultó lamentable que debiese hacerse presente un fiscal federal, para convencer a este grupo que cesara en su accionar delictivo tendiente únicamente a conculcar los derechos del resto de la ciudadanía.
Seguimos involucionando...
Un gusto saber que estás ahí, un abrazo.

Anónimo dijo...

Todo fanatismo es malo.

No se puede ir contra la libertad de las personas...

Un beso.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por el enlace. Ya te puse yo el tuyo.

Otro beso.