viernes, 7 de septiembre de 2007

LA TRAGEDIA DE PUEBLO GÓMEZ


Pueblo Gómez es un paradisíaco paraje ubicado en una zona privilegiada. Esto es así porque a pesar de estar a pocos km. de la ciudad capital, conserva aún su espíritu de pequeño poblado, en contacto con la naturaleza y de costumbres de antaño. Estas polaridades son una constante en la vida de los pacíficos gomecinos.
Porque los gomecinos son personas muy especiales, por un lado afables y solidarios, por el otro sumamente desconfiados... sobre todo con la contaminación foránea. Esta contaminación se traduce en la explosión demográfica que carcome los cimientos de la centenaria villa, por esta razón, cualquier recién llegado de la ciudad capital será tratado fría e indolosamente.
El gomecino es en esencia un conservador innato, por eso se resiste a los cambios, por eso se aferra a su estilo de vida lento y sin mayores pretensiones.
Pueblo Gómez es una ciudad ahora, muy a pesar de los denodados intentos de los gomecinos la población ha crecido en forma geométrica. Esto ha traído innumerables inconvenientes a los viejos habitantes del otrora pacífico poblado.
Sin embargo, algunos gomecinos vieron en esto una posibilidad muy interesante para que el nombre de Pueblo Gómez sea conocido en todos los rincones de la republiqueta. Pensaron mucho, largas fueron las noches en las que los creativos gomecinos urdieron planes ambiciosos para conseguir que el pueblito se convierta en un polo turístico (la situación de la republiqueta no era la de antes, ahora las vacaciones debían ser en lugares más accesibles). Pero ¿cómo hacerlo? Pueblo Gómez no contaba con atractivos naturales distintivos, la infraestructura no era la adecuada, para poder lograr que se convirtiera en La Meca del turismo de la empobrecida clase media, debían hacerse profundos cambios en la oferta de atracciones para los potenciales visitantes.
Entonces desde el desvencijado edificio del centro comunal surgió una idea que, sin solucionar los problemas que se habían planteado, podría conseguir la tan anhelada consideración nacional... "¡Señores: Pueblo Gómez apelará a la nostalgia!" dijo el creador de tan desopilante plan... mientras los gomecinos del poder, aplaudían a rabiar: " ¡Bravo, bravo!" Con esta genialidad digna de la mentada astucia gomecina, se podrían evitar derroches inútiles en obras públicas. Así, en aquel oscuro día lunes se puso en marcha el operativo "Posicionamiento".
El alcalde de Pueblo Gómez festejaba orgulloso la puesta en marcha del plan, pero necesitaba urgentemente fondos para la imprescindible publicidad... otra idea genial brotó de su fecunda imaginación:
¡Que venga el juego a Pueblo Gómez!
Pueblo Gómez era ahora otra ciudad, una suerte de Atlantic City del subdesarrollo, sus clásicas polaridades eran sumamente latentes ahora. Una ciudad con dos Casinos y ningún hospital. El transporte era calamitoso, pero a los gomecinos les atraían más los turistas con moviliad propia.
De allí en más todo giró en torno a este ambicioso plan. Como forma de apelar a la nostalgia habían conseguido ser la nota de color en varios noticieros de la Gran Capital (¿será verdad que a cambio de un considerable óbolo? Tal vez sean sólo los comentarios de los malintencionados detractores del Alcalde). Por supuesto que la imaginación gomecina no se detenía allí, para lograr que todo cierre, eligieron tomar una actitud retro y ambientar la ciudad como una caricatura de la vida de hace 50 años. Claro, ahora todo tenía sentido, cartelería, espectáculos, ambientación, todo combinando con servicios públicos atrasados 50 años. Los gomecinos tenían cartelería ornamentada según el plan, pero seguían buscando leña para calentar sus casas, sus calles eran de tierra, descuidadas y sin señalizar. Sus avenidas eran una calamidad, pero al Alcalde sólo le interesaban los jugosos ingresos de los casinos y el crecimiento de su plan de turismo.
Pasó el tiempo, y los gomecinos vieron cómo el pueblo iba conociendo los vicios de la ciudad, y ahora recuerdan con nostalgia los días en que todos se conocían y se caminaba seguro en las calles. Pero ahora es una ciudad, con dos casinos y ningún hospital, con prostíbulos y prestamistas, y con los suspiros de los gomecinos más viejos, a quienes de vez en cuando se le cae una lágrima recordando los gloriosos años en que eran intrascendentes.

2 comentarios:

todas las cosas que vienen me recuerdan a ti dijo...

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...
Habia un personaje que luchaba contra molinos de viento.
No quiero decir que es inutil luchar, pero cansa.

Un abrazo
Buenas noches

EL DESPOTRICADOR dijo...

Es verdad, nadie dijo que es fácil ni maravillosamente gratificante. La única gratificación posible es la de mantenerse firme en las convicciones, pero sin dogmatismos inútiles.
El camino presenta muchas piedras, siempre está latente la tentación de entregarse al facilismo y al conformismo.
Cuando el Caballero de La Mancha recobró la cordura comenzó su inexorable paso a la muerte. Y aún así consiguió al menos transmitirle sus ideales a Sancho.
Es un gran gusto recibir tus comentarios.
Un abrazo y hasta la próxima.